‘Amigas de baño’ quiere ser un ensayo divertido y sin ánimo de nada más que de monologuear y pasar un rato hablando sobre este asunto, sin más. Nace de una divertida conversación con unas amigas. Para desengrasar…
Que las mujeres van al baño de dos en dos, es algo que el CIS no ha comprobado, pero que la estadística popular casi da por unánime. Razones múltiples. Unas más serias -no son objeto de este post-, como la seguridad, y otras más sencillas, como la necesidad de hablar, de comentar,, de… bueno, lo inimaginable. Salvar a una amiga de un pesao o rogarle aquello de no lo dejes escapar, por favor, pueden ser algunas de las excusas para acompañarse. Pero también algo más logístico, como elegir otro lugar, ir a casa, pedir un taxi, o cualquier incidencia. El glamour puede estar detrás de una visita colectiva al baño. En definitiva, que la visita femenina al baño no siempre es una necesidad, sino una excelente excusa.
El baño suele estar al fondo a la derecha de los locales de ocio. Otro mantra del ocio nocturno, ahora ya más tardeo. Camino del baño, alejadas de la mesa de un restaurante, de la barra o de la pista de baile, la visita al baño femenina no siempre es literal, sino que tiene matices, como casi todo en ellas. Pensar en más de una cosa es lo que tiene. Insaciables.
Ya os conté que este verano iba a tener la gran suerte de convivir con grupos de amigas mis vacaciones. Y la experiencia es extraordinaria. Como les decía a ellas, me he sentido como una más y una experiencia enriquecedora a nivel personal. Vivencias con… algunas curiosidades y conceptos, algunas tan divertidas como esta de la de amigas de baño. Pero no es la única. O sea que, por definición, este tipo de amistades, muchas de ellas que se quedan allí, son aquellas que, según parece, se hacen coincidiendo con el momento de visitar tan sagrado y concurrido santuario de la noche. «Lo que se habla en el baño, se queda en el baño», parece responder este nuevo sentido de la amistad. La visita al baño de las mujeres sugiere -intuyo- más tiempo. Más el retoque, que no deja de ser la prórroga de esa partida que se juega en cada peregrinación.
La visita de los hombres al baño es exprés. Todos cara a la pared, un minuto y fuera. El paso por el lavabo es también menor. Lo fugaz del tiempo en el baño hace que, excepto si coincides con alguien, todo sea silencioso y rápido. Miradas al limbo o al techo, y caras de alivio por la micción -inciso, en roman paladino, meada. La puerta se abre y se cierra constantemente. Nunca hice un amigo en el cuarto de baño y, cuando he tenido que ir, casi nunca he pedido compañía: «me voy al baño, te vienes? En fin, que el baño no es un lugar en el que los hombres hagamos amigos, y lo único que hay es una mirada pícara y curiosa a la puerta del baño contiguo, el de las mujeres.
No es lo mismo estar cara a la pared, que cara a un espejo. No es lo mismo una cola de diez mujeres, que una con mayor rotación que la cola del servicio de hombres. Las pelis reflejan muchas escenas del baño de mujeres alternnado, cuchicheando o hablando abiertamente, mientras que el de hombres se utiliza como ring de peleas, y un medidor sexual: a ver quién la tiene más grande. O lo que es parecido y algo tan masculino e identificarivo como aquello de voy a echar un meo y de paso me la veo.
Y eso marca tendencia. Las amigas de baño son tanto las acompañantes como las que te encuentras en el sitio. La ocasional y la de siempre. Y todo cobra sentido. Existe cierta complicidad entre ellas en tan popular lugar. Es como el sello de la cuadrilla, o el elixir de las amiguis… Siempre que la logística -término genérico para definir todo lo mucho que le preocupa a una mujer que mira a futuro, próximo o lejano- no les descuadre, el momento cuarto de baño es idóneo para aquello tan manido del emprendimiento: hacer de algo con apariencia de crisis una buena o gran oportunidad.
Concluyendo. Dicen que a una mujer no se le conoce nunca. Seguramente, porque sus aristas y recovecos son ilimitados. Y ahora me he enterado que, para mi sorpresa, existen las amigas de baño. Inaudito, pero fantástico. Ingenioso y, a la vez, real.
A PIÉ DE TEXTO… Toda generalización acarrea opiniones diversas. Se trata de una reflexión en voz alta, un monólogo que ni ridiculiza ni sienta unanimida. Como la película basada en un libro. Cada peli es una manera de entender un libro, que cuenta con una única escritura.