Las piedras, en la playa

0 0
Read Time:4 Minute, 36 Second

Los extremos se tocan -y se necesitan y se retroalimentan- desde un punto de vista sociopolítico. El problema de los extremos no es lo que afecte a cada uno de ellos -se crearon para eso, para crear cierto caos en el que crecer- sino que nos afecte como sociedad. Son la gasolina para que la mecha no se queme, y pueda encender el fuego. Y, claro, caemos en su trampa. Españoles contra gudaris o mossos. Del España nos reprime a los enemigos de España. Pero también, la sociedad que no acepta la diversidad: sexual, religiosa, de pensamiento. Necesitamos un reseteo de tolerancia, y necesitamos que los que se sitúan en las partes sogatira no controlen la partida. Y no hablo de partidos, ni mucho menos. Hablo de clanes sociales: los que militan y los que les siguen.

Será por la edad, pero supongo que también por la experiencia y por tener más información, que he optado por aliarme a todo aquello que me une con los demás, no lo que me separa. Me parece más inteligente. Cuanto más leo a gente que abandera la neutralidad , más beneficio saco. Por no hablar de paz y tranquilidad. Y más todavía si, desde la militancia, hacen ejercicio de autocrítica consigo mismo y con sus adversarios, que no enemigos. Cada vez creo más que lo transversal nos une. Por ejemplo, los acuerdos entre empleadores y empleados, tanto en el genérico como a pie de fábrica. El consenso no sólo aúna, sino que crea complicidades. Y ahora (y yo diría que siempre), las necesitamos. En tiempos de mal dadas, la luchas en solitario suelen ser sólo por supervivencia. Como colectivo, necesitamos que todos nos olvidemos de reproches y nos centremos en los mínimos puntos que nos unen. Los acuerdos, los armisticios, las ententes… siempre son garantía de continuidad y cierta tranquilidad. No dejemos que el ruido nos dé señales confusas para elegir el buen camino. Las grandes fases de paz que ha vivido la historia de la humanidad han nacido de eso, de acuerdos. Y éstos, desgraciadamente, siempre llegaron tras molernos a palos, un paso que, conociéndonos, debemos de centrarnos en descartar de forma categórica. Huyamos de las piedras, hablemos por las ondas, no con las hondas.

El consenso no sólo aúna, sino que crea complicidades. Y ahora, las necesitamos. En tiempos de mal dadas, la luchas en solitario suelen ser sólo por supervivencia. Como colectivo, necesitamos que todos nos olvidemos de reproches y nos centremos en los mínimos puntos que nos unen.

Celebramos el día de la diversidad y, muchos de los mismos que la defienden como signo de tolerancia, lanzan piedras a aquellos que niegan su existencia. Y pierden la razón. Los avances sociales, casi por naturaleza, siempre han venido de la mano de las fuerzas de progreso, que lo llevan en su adn. Cierto que el mérito (y el esfuerzo) es de quien toma la iniciativa (divorcio, aborto, matrimonio igualitario, aceptación de la realidad diversa…) Pero siempre se ha contado con la aceptación de quienes hicieron bandera de todo lo contrario y lo asumen en su ideario. Es nuestro éxito como sociedad. El ejemplo de lo que no nace de ese consenso lo tenemos en educación, cuya gran asignatura pendiente es la no transversalidad, es decir, la falta de acuerdo, que lastra nuestro sistema, con legislaciones y derogaciones turnistas. Las pedradas no necesariamente se lanzan con una honda. Las palabras, a veces, llevan piedras, como los que quieren quebrantar los consensos con una falsedad llena de carga ideológica y de odio. La violencia machista es una realidad, por desgracia, que no ofrece discusión, por mucho que, como decimos, algunos hablen de ella como la parte de un todo.

Las piedras las carga el diablo

Promover la sospecha de que su gestión protege con desigualdad a hombres y mujeres es una indecencia y una temeridad, pero también lo es no plantearse, no debatir, no tener en cuenta que existen desajustes , como todos conocemos en nuestro entorno, aunque no aparezcan en las estadísticas y aunque su denuncia sea más un descrédito que un derecho. Porque la maldad no tiene sexo, y el odio menos. Y ha de ser perseguida, con el mismo ansia y celo. El drama de miles de mujeres amenazadas todos los días, no sólo físicamente sino psicológica y mentalmente, no da cabida a posiciones que, con carácter de estrategia de acoso y derribo general, tratan de imponer una verdad que no tiene sostén numérico, ni cualitativa ni cuantitativamente. El problema de las piedras, me decía mi madre, es que en la mano sabes dónde están, cuando salen de tu mano, pierdes el control, y pueden hacer diana en cualquier sitio. Las piedras las carga el diablo.

La causas próximas, las más cercanas, las gotas que hacen derramar el vaso suelen ser piedras o tiros que salen y hacen diana, sin aparente peligro más allá del daño físico pero sí con consecuencias muchas veces incalculables. Le pasó al archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro, quien fue asesinado junto a su mujer en Sarajevo, presuntamente por nacionalistas serbios, y dicen que de forma accidental. Una macabra coincidencia cuyas consecuencias fueron terribles: nació la primera gran guerra mundial del siglo pasado. Poca broma. Se habla de 13 millones de personas que, directa o indirectamente, murieron tras la pedrada de Sarajevo. Y 21 millones afectadas por causa bélica. Todo, con la pandemia de la Gripe Española de 1918 como acicate de muerte. Otra macabra coincidencia. Aprendamos de la historia. Dejemos las piedras en la playa.

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

Distinción granota

0 0
Read Time:5 Minute, 4 Second

Hay un paralelismo entre el nuevo aspecto del Estadi d’Orriols con el aspecto del juego granota desde la llegada de Paco López. La discusión bronco&técnico sigue vigente en el fútbol. Es casi una dualidad eterna, no sólo en el Levante, sino en todos los equipos. Más allá de si la empresa de reformar el estadio es o no prioritaria dada la inversión económica y el soporte financiero para llevarla a cabo, la temporada que viene todo el mundo estará a resguardo. Todos hemos vivido tarde-noches de lluvia en Orriols, protegiéndonos en los bajos del estadio hasta que pare la fiesta. O esa apertura sólo de la Tribuna para evitar que los socios del Gol Alboraia, Gol Orriols o Grada Central se mojen, en tiempos de Pedro Villarroel. Pero siempre cuando el estadio estaba lejos de llenarse, excepto en contadas ocasiones, con reparto generalizado de entradas gratuitas o jornadas de puertas abiertas, promocionando un levantinismo necesitado más de coherencia y continuidad, que de dádivas de señorito: ven que te invito a mi fiesta y me ayudas con tu ruido. Eso de mojarse, parece, llega a su fin. Por encima de plazos, de críticas de gestión puntual de Quico Catalán, todas ellas, por supuesto, legítimas, hay un hecho irrefutable: el actual presidente ha logrado cumplir con dos aspectos que hace mucho tiempo comenté con él, cuando era un simple directivo en el cortijo dirigido desde Cofiser: llenar el campo y hacer del Levante un club que anide otras disciplinas en forma de secciones para aumentar su base social. Primero llenar el campo y ahora arreglar la casa. Y me diréis, sí pero con abonos gratis. Cierto, pero hay una diferencia enorme: regala el pase al que es fiel a la causa, incrementa la asistencia semanal y favorece el hábito. Quien lleva tres años sin pagar por un pase y ha ido a todos los partidos, seguro que sigue, si su situación económica se lo permite. Y eso tiene su mérito.

Distinción en el campo…

Y distinción granota en el campo. Hablaba hace poco con un gran amigo granota y reflexionábamos sobre el estilo, el modelo y el éxito del Levante en lo futbolístico. Y os resumo algunas conclusiones. La primera, sobre el juego. Por mucho que me quieran explicar los haters de Paco López, nunca este equipo ha jugado como éste Levante, al menos en primera. Lo sé, lo sé, es una opinión. La mía. Hablábamos del proyecto europeo de JIM, del que sin duda considero una auténtico hito. Pero, la verdad, los partidos de aquél equipo eran un auténtico peñazo, salvo excepciones. ¿Que con aquél equipo no se podía jugar a otra cosa? Por supuesto. Que todos nos poníamos el mono de trabajo para ver el partido y sacábamos pecho de un equipo colgado del larguero y con un guardia de seguridad de lujo, Gustavo Munúa? Sin duda. No hablo de rendimiento (sólo). Y tampoco hablo de jogo bonito ni de la chorrada esa del tica-taca, ejemplo mediático y mal entendido del juego de posesión. Es más, la posesión, por sí misma y sin intención, también es un peñazo.

Este equipo de Paco López, con sus lagunas sobre todo en acciones a balón parado, tanto defensivas como ofensivas, hace muchas cosas bien. Muchas. Y es cierto que el año pasado sufrió más de lo que debía. Pero también que, por encima de elogios de la prensa patria (la que se escribe en Madrid con sentido radial), el Levante es un equipo ‘de autor’, lleva la firma de su técnico, con una receta definida que puede enganchar más o menos, en función de tus gustos y de lo que estés dispuesto a sufrir. Y que -y esto también es importante aunque nos cueste verlo- es reclamo para que lleguen futbolistas de calidad, que siempre optan por proyectos deportivos seguros y en el que su fútbol pueda brillar. Y ese es el Levante UD . Y si no, que se lo pregunten a José Campaña, que ha visto como en Valencia ha aumentado su cotización.

La marcha de Jefferson Lerma causó un agujero en el entramado de Paco López. Se fue el pegamento que unía la vocación con la seguridad. Ha tardado (demasiado) el de Silla en encontrar a Nikola Vukcevic como su alternativa (nunca sustituto) y a Nemenja Radoja como el plan B. Pero parece haberle dado una vuelta para encajar las piezas. Cierto es -y sabéis que llevo tiempo diciéndolo- que a Paco López le falta ese plan B, esa forma de cambiarle la cara a un partido trabado, por ejemplo, con juego al rechace u otro tipo de alternativas. Pero esa diversidad táctica es complicada para un club limitado en lo económico como el Levante, y está al alcance de muy pocos equipos.

De todo esto nos daremos cuenta cuando jugadores como José Campaña se vayan con su fútbol a otra parte, seguramente a cambio de una pila de millones que ayudarán a pagar ese nueva Bombonera a refugio. Siempre digo que en Orriols se ha silbado y criticado a jugadores ahora añorados como Vicent Iborra, José Javier Barkero o, más recientemente, Borja Mayoral. Incluido también Campaña. Algunos lo ven como muestra de inconformismo, pero yo lo veo como una imagen distorsionada de la realidad: el Levante es lo que es, un club de la clase media del fútbol español que tiene como objetivo aumentar en la wikipedia la casilla de años jugados en primera para regocijo de todos los que sentimos el club próximo.Puede juntar un año un elenco de buenos jugadores, que mezcle bien, pero sólo le dará para codearse con los que quieren jugar en Europa. Y poco más. Disfrutar de cada partido de primera división que se nos ponga por delante. Y ponerle mucha pasión y emoción. Eso sí, el club, por si alguna vez vienen mal dadas, por convicción, fidelización y economía, debe mirar a su casa y su escuela más que a las carteras llenas de nombres apátridos de los representantes. Distinción en el campo y en la grada. Por el buen camino.

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

La gran decisión de Morales

la gran decisión
0 0
Read Time:5 Minute, 36 Second

San Mamés. 24 de abril de 2018. El Levante, que viajó a Bilbao con el aliento entrecortado buscando amarrar su permanencia, se hizo con la victoria (1-3). Enis Bardhi se salió a balón parado, José Morales lo hizo con un cabalgada soberbia, con la fortuna quien provoca el fallo del rival en un uno-contra-uno letal, de esos que confunden por la velocidad con la que lo hace. Cerró con ese gol el partido y la permanencia de forma estelar.

Es y ha sido imprevisible y, por eso, parece menos estético. Pero ese gol, que tuve la suerte de contar y cantar en la pasional y emotiva radio, tuvo todo lo que ha coronado al madrileño, al líder más obrero del fútbol, el jugador al que la internacionalidad hubiera sido una medalla porque el trofeo lo tiene. Si hubiera nacido en cualquier otro país, lo hubiera logrado. Aquí, el duopolio Madrid-Barcelona y la radialidad en la comunicación del país, hace que ser héroe por un día con La Roja no sea fácil, más bien imposible sin el foco mediático.

El Nuevo San Mamés fue testigo de uno de los goles más memorables de José Morales con el Levante (24 de abril de 2018)

«No hay ningún jugador, y mira que conozco, que reconozca de primeras que ya no es el mismo, que su carrera deportiva se va acabando», me decía un amigo hace unas horas hablando del rendimiento de José Morales tras el partido del Mestalla. Ayer, ante el Sevilla, se repitió. El Comandante, al que todavía le queda mucho fútbol, ha dejado de ser determinante porque no ha sabido reconocer (y no es fácil hacerlo) que debe adaptar su fútbol a su cuerpo, y no al revés. Ahora que supero el medio siglo, he llegado a la conclusión que la madurez es una etapa para disfrutarla, no para castigarse. Y en el caso de un futbolista, la madurez es temprana y dura: los focos del éxito se van extinguiendo. El futbolista se va apagando poco a poco y pasa a un anonimato que también ha de saber celebrar. Renace la persona, aquél chaval que disfrutaba jugando al balón en el barrio de San Isidro, en su Getafe infantil. Y su fútbol debe ir acorde con su carrera, con su trayectoria, con cada etapa de su vida.

Conozco a Jose más por lo que hace (no sólo en un campo de fútbol, sino lo que sé de él) que por quién es. De hecho, he tenido un par de conversaciones triviales con José Morales en algún desplazamiento, poco más. Otros sabrán más cosas de él por él mismo. Pero os aseguro que de sé de él… Y es por eso que puedo afirmar que El Comandante no se rinde, no da su partido por perdido. Se revela contra todo, quiere recoger ahora todo el cariño y fidelidad que él ha dado al Levante. Pero eso nunca lo va a decir. Aunque lo espera. Si está aquí y ahora, es porque ha querido. Sin duda. Oportunidades de salir, muchas. Siempre cerró la puerta. El Levante le sacó de la clase turista y le dio la oportunidad de ir en primera. Y él así lo ha expresado siempre. Esa inteligencia (es mi opinión) que ha mostrado siempre que ha defendido que quedarse en el Levante era lo mejor para él, es su mayor aval. Sobre esa premisa de cabeza bien asentada, José debe escribir su futuro más próximo.

A Morales le queda un año de contrato y se acerca el momento de la renovación. Más allá de cuestiones económicas -en las que no entro-, la lógica futbolera más cutre dice que tendría que renovar a la baja, por su edad y su rendimiento. Su fútbol da síntomas lógicos de agotamiento o, al menos, con chispazos cada vez más esporádicos. Y los clubes -sobre todo los pequeños- necesitan que los recursos estén lo más eficazmente empleados para sobrevivir. Pero eso no quiera decir que ya no sea útil. Ni mucho menos. Sólo que tal vez ha de cambiar su rol en el club, consciente de que la vida de un deportista de alto rendimiento es mucho más corta que su trayectoria deportiva y que los años de dulce se reducen a las portadas y parabienes de entre uno y cuatro años como máximo, a no ser que seas Leo Messi o tengas el instinto de Cristiano Ronaldo. En éste último caso -similar al de Morales– su físico marcará su final. En el caso de Messi, no. Andando (como juega ya muchas veces) es y será determinante.

La gran decisión

José debe perderse por Sevilla y tomarse unas cervezas con Joaquín que, cerca de los 40 y en su Betis de toda la vida, todavía sigue dando guerra y deja alguna que otra perla. Curiosamente, el Betis sufrió una de sus galopadas míticas. El gran Morales necesita un reseteo, sobre todo mental, necesita re-conocerse. Saber cuando su fútbol puede volver a lucir, para volver a ser letal. Debe hablarlo con el entrenador de turno, estudiarse, valorarse en su justa medida y tomar la decisión de hacerse fuerte en un vestuario que le necesita, esté o no en la pizarra inicial. Su gesto desencajado y desesperante cada vez que es cambiado, le delata y no le ayuda. Alguien quien se obceca en ser quien ha sido, simplemente se estrella.

José Morales debe renovar y el Levante debe renovarle, con cariño y con agradecimiento -ahí lo dejo- El club debía de haber aprovechado la pandemia para ofrecer un abrazo al jugador que mayor fidelidad le ha demostrado. Los aficionados nos quedamos con los Iborra, Ballesteros o Juanfran, los de la casa que siente el hierro. Pero todos se fueron a crecer en otros sitios (está claro que no era el mismo Levante el de entonces que el de ahora). Morales salió a Eibar y regresó para no volverse a ir. Se quedó incluso cuando el equipo bajó y fue el faro del equipo de Juan Ramón López Muñiz en el ascenso. Su rédito es infinito por ello. Pero el fútbol tiene escasa o nula memoria. El día a día y, sobre todo, las frustraciones cuando se encadenan malos resultados, hace que nadie esté a salvo de la furia, y más ahora con las redes sociales. Apartando a los voceros, la mayoría de granotas aplaudirán que el jugador de un paso hacia su nueva realidad y el club le reconozca los méritos y premie su sentimiento. No se trata de una renovación más, se trata del futuro de un futbolista ejemplar en su trayectoria deportiva. Un futbolista de club y del Levante. Sin más.

Foto portada: Web oficial de Levante UD, levanteud.com

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

Dirigir el cambio

0 0
Read Time:4 Minute, 23 Second

Igual que el confinamiento invitaba a la reflexión -había tiempo-, la desescalada invita a la precipitación. Somos así. El primer segundo de cada nueva situación, festejamos: caminos apestados de nuevos runners, peluquerías llenas el día de la reapertura, bares abarrotados cuando levantaron la persiana. Por no hablar de los centros comerciales, la panacea del ocio urbano. Ahora, todo está igual que antes, o peor porque la economía no permite la euforia del inicio sino que invita a la contención. Quien no puede permitirse la peluquería, se compra el tinte. Ése es el lema tras la eclosión. Hablamos de la importancia de dirigir el cambio.

Todos salimos de la zona de confort, cansados de la soledad y a la espera de recuperar lo que queda de nuestra antigua vida. Con la recuperación, todo se ha ido poniendo en el sitio. Así gestionamos los asuntos propios. Previsión, momento, oportunidad y una nueva realidad, un proceso cíclico, con cambios casi diarios. Y no pasa nada.

Quien más rápido se adapte, mejor saldrá. A caballo con ello y hablando con la gestión público-privada, quien mejor domine el ansia, tenga mano izquierda ante la incertidumbre y decida con diligencia, también mejor saldrá. Hay que manejarse con la agilidad de una startup, capaz de adaptarse a los cambios de manera rápida y poco traumática, y la robustez de una gran empresa, de movimientos quasi funcionariales.

Aprender a cambiar…

Y digo ésto porque se debate ahora el nuevo curso escolar. Que si la ratio, la distancia, los protocolos, que si hará falta más gente… Pretendemos gestionar lo que pasará en septiembre (queda tan lejos), en una realidad que, a cada segundo, es cambiante. Cierto que hay que prever, pero lo malo es que lo hacemos con voluntad de permanencia. Y es un sinsentido. La desescalada nos ha enseñado a que se puede gobernar de dos semanas en dos semanas e, incluso, menos, con rectificaciones sobre la marcha. Y no pasa nada.

Una buena forma de dirigir el cambio es la de tener una mentalidad abierta, ser cambiante. Pero casi siempre, la burocracia (no sólo en lo público) es la piedra en el zapato que muchas veces nos impide andar. No nos adelantemos, pongamos fecha (a la reapertura) y hagamos una declaración de intenciones (lógicos protocolos, con horquillas muy abiertas). No vaya a pasarnos como con las mascarillas: cuando fueron necesarias, eran recomendadas. Y ahora que hay un gran debate sobre su uso generalizado (o no), son obligatorias.

Las medidas urgentes tienen que tener ese valor. Y no podemos mirar para otro lado cuando la evidencia nos lleve a pensar a la permanencia. Es la norma, hay que cumplirarla. Si no sirve, fuera. De hoy para mañana. No esperar.

«La desescalada nos ha enseñado a que se puede gobernar de dos semanas en dos semanas e, incluso, menos, con rectificaciones sobre la marcha. Y no pasa nada»

El próximo curso…

Entiendo que la gobernanza obliga a la prudencia, y así debe ser. Entiendo que en la educación es tan importante el conocimiento como la buena conducta. La apertura de los colegios supone la vuelta a la más absoluta normalidad, al fin y al cabo, seamos sinceros, más allá de la preocupación por la formación y la gran e impagable labor del profesorado y la importancia vital que tiene en la sociedad, es también la guardería que permite recuperar a los padres nuestra actividad. ¿Cómo será la escuela del curso que viene? Pero si hasta hace nada, no sabíamos ni cómo iba a acabar éste.

La gestión de la escuela es esencial en la programación de la vida de los padres (rutinas, trabajo, etc.) pero no por esa necesidad, hemos de adelantar decisiones de carácter permanente que, además, supone emplear muchos recursos (que no son ilimitados), como profesores, cuidadores, materiales, etc… Prudencia. Y, cuando se tengan evidencias, determinación. Si hace falta, adelante. Y, por cierto, ni una palabra de digitalización, trabajo en remoto o combinación de prácticas presenciales y online. Pinchemos el salvavidas.

Life goes on

No hay nueva normalidad porque, aunque hemos sufrido una importante (y tal vez necesaria) parada del reloj de la globalización, la realidad volverá a imponerse y volverá a ser universal, encontraremos el camino para vivir sin morirnos atacados por un virus, volveremos a sentir que los días no tienen la sensación agónica y encontraremos en nuestro quehacer diario nuestro sentido. La vida sigue (life goes on)

La intrahistoria de este miedo, de esta pandemia, de este confinamiento, quedará en nuestra memoria colectiva, con el dolor de todos aquellos que se han dejado a alguien en el camino. Algo que, desgraciadamente, no es nuevo, como ocurrió con las víctimas de guerras, terrorismo, accidentes de tráfico, catástrofes naturales, enfermedades, hambres o un largo etcétera de causas-. A toro pasado, puedo decir que mi abuelo se murió poco antes de empezar esta pandemia, con 102 años, a punto del 103. Y yo me alegro que se haya ido sin necesidad de conocer todo esto que nos ha tocado vivir. Ya tuvo lo suyo.

Toda esta situación acabará como un susto, del que (espero) aprenderemos. Pero se olvidará, se irá de nuestro día a día. Eso sí, creo que hemos aprendido para siempre a emplear un minuto, o más, en lavarnos las manos.

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

Melero acerca el objetivo

0 0
Read Time:4 Minute, 8 Second

Gonzalo Melero, de penalti y en el último minuto salva un punto en Mestalla. Los goles, agónicos, al final, en un partido sin ritmo. Empate justo, por la campana. Poco fútbol. El Levante sigue plano. Un paso más para lograr el objetivo.

A Paco López no le ha afectado el confinamiento. Planteamiento marca de la casa del de Silla. Se le puede decir muchas cosas, pero por coherencia no será. Juntar a Rochina y Campaña está en su ideario. El del Puerto de Sagunto, dos impactos, sin ocasión clara. Pero viendo portería. A pierna cambiada. Es su mejor versión. Pero el ritmo del andaluz y el valenciano son diesel, y desprenden un ritmo cansino. El mismo que el Barça, pero sin Messi. Y claro. Todo muy reconocible, pero los partidos, además de dignos, han de dejarnos sensación de veneno. Y el Levante no lo tiene. Eso es seguro. Por eso su escaso bagaje en casa. Eso sí, el equipo responde cuando le pegan. Cualquiera que recibe un gol en el 88 se hunde. El Levante se fue a por el empate, y con uno menos. Y eso tiene su mérito, sin duda.

En tres cuartos de campo, el Levante es un buen equipo. Padece en las dos áreas. Le cuesta sacarse el peligro, y crearlo. Porque su ritmo es ese. En otro tiempo, Morales, por velocidad, rompía la monotonía. Y, aunque lo intenta, su confianza no es la misma. Roger es la otra arma. Tiene veneno pero es rematador, no se busca la vida. Si no tiene ocasión de hacer diana, se pierde. Aún así, es chico listo. Su aportación en Mestalla, como siempre, interesante.

La primera parte no ofreció nada. Carlos Soler encontró en Aitor el muro para no marcar, en la ocasión más clara del partido. El Levante tuvo una contra (cuatro contra dos) que mostró la falta de confianza de Morales. Apostó por Clerc, el de menor argumentos ofensivos. Y la ocasión se esfumó. Y poco más. A los puntos, el Valencia fue mejor. Pero no se notó. Los de Celades no están para tirar cohetes, con defectos similares a los del Levante. Cuando fue más agresivo, el Valencia creó problemas. Pero es cierto que, si al Levante lo dejas jugar, en cualquiera te la puede liar. En casa, con su gente, suele tener fogonazos que le han dado victorias.

Bardhi, la ocasión

Lo de los cinco cambios va a ser interesante. Da opciones a los técnicos, y ennoblece el trabajo de entrenador. Puedes jugar con lo táctico, lo físico o lo técnico en función del partido. La entrada de Melero metió una marcha más en el centro del campo. Mayoral está reñido con el gol, pero su participación mejora al resto, eso es indudable. El Levante empezó a jugar con la necesidad del Valencia, más lanzado, con todo: Ferran, Guedes, Rodrigo y Gameiro. Sin noticias ofensivas. En un despiste local, Bardhi se encontró sólo en el área, buscó asistir y se olvidó de ver portería. Todo se quedó en nada. Ofensivamente, el Levante no estuvo. Se le esperó, pero no llegó.

Roger, roja

Nada más hacer el segundo turno de doble cambio (Toño y Radoja por Vukcevic y Bardhi ), llegó la expulsión de Roger por entrada a Guillamón. Las dos tarjetas no hacen una roja. Pero la segunda es tan justa como innecesaria, dejando al equipo mermado. El cambio por problemas físicos de Campaña, un inconveniente más. De los centrocampistas titulares, ni uno, todos cambiados. Prueba de que para Paco el mediocampo es su linea estratégica.

Imagen

El conformismo se suele pagar. El Levante fue poco atrevido y ambicioso, y la pudo pagar en el momento definitivo. Guillamón sacó uno de sus mejores talentos para ceder a Gayà y su centro marca de la casa, lo remató Rodrigo ganándole por una bota a Vezo, en su único despiste. El portugués obligó a errar a Diakhaby en la jugada definitiva. Tras consulta con la sala VOR, se señaló penalty, que Melero transformó.

Destacar:

Vezo-Postigo

No es una errata. Si en otras ocasiones, los centrales ofrecieron inseguridad, en Mestalla fueron un muro. Hasta el gol de Rodrigo, que se adelantó a Vezo en un centro de Gayà. El resto, casi insuperable.

Roger

Reconozco que es una debilidad. No tuvo ocasiones, pero sus movimientos son de ‘9’. La expulsión un punto negro. Y además no podrá jugar contra el Sevilla. Mayoral es y debe ser titular. Su aportación al grupo es brutal. Lástima que no tenga pólvora.

Campaña

Parece que no está, pero siempre aparece. Es el termómetro, para lo bueno y para lo malo. De sus botas, siempre puede salir algo. Sigue sin tener ascendencia sobre las jugadas a balón parado. Las saca casi todas, y pocas tienen chicha.

Alineación

Aitor; Miramón, Sergio Postigo, Rubén Vezo, Carlos Clerc; Vukcevic, Campaña, Rochina, Bardhi; Morales y Roger.

Los cambios

Mayoral por Morales

Gonzalo Melero, por Rochina

Radoja, por Vukcevic

Toño, por Bardhi

Pablo Martínez, por Campaña

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

De nou el futbol, torna el Llevant

0 0
Read Time:4 Minute, 45 Second

LA GRANOTERA


Menys de 24 hores per a la represa de La Lliga. Al Mestalla, on mai no has guanyat. En una situació inèdita. La capacitat de sorpresa és pròpia de l’època en què ens està tocant viure. Torna el futbol. Se viene La Granotera. Benvinguts.

Als 11minuts, Roger Martí feu l’últim gol del Llevant fins a demà. Va ser a Orriols, contra el Granada (1-1). Era el moltparlat 8 de març, el dia en què tot sembla que va començar a trontollar, amb el coronavirus cirulant amb força pels nostres carrers… Tres mesos després, torna la lliga. I de quina manera. D’un derbi amb sabor i olor a Falles, a un derbi amb Mestalla buit, sense sorolls, ni pòlvora. Un derbi de mascareta o en els sons seran els dels jugadors. Quin canvi. Per cert, que un enorme i farcit de complicitat i potència el cartell el que han elegit els clubs per promocionar la tornada a la competició. Un cartell que es quedarà en la nostra memòria col·lectiva i futbolera per sempre. L’excepcionalitat de la situació, ho mereix. Força.

Un derbi para levantar Valencia
La sensibilitat de Jorge Lawerta, autor del cartell del derbi. Enorme

Sospite que no vorem un gran futbol. Sospite també que ens anem a trobat estranys i rars, sense molta ànima, amb camps buits. Però hi ha ganes. I els futbolistes van a haver de lluitar contra tres elements: els rivals, la seua condició física i l’absència de públic, un element encoratjós que augmenta el seu rendiment, tant si els hi ve de cara com si els rep en contra. Hi ha qui es motiva quan tot el món el xiula. En eixe context, em preocupa la fragilitat mental d’este equip, incapaç de rendir a domicili i que ha demostrat (són dades) que es protegeix amb la seua gent. Més be, s’exigeix més quan juga un casa, com una mena d’exercici de justícia. Ells venen, nosaltres guanyem. Tres partits ha guanyat fora i no n’ha empatat cap, el quint pitjor equip a domicili. I estic d’acord amb algunes opinions que s’han sentit esta temporada: a l’equip li falta una miqueta de caràcter, entés com mala llet. Però, també es de veres que amb els grans ho ha fet be (victòria al Barça o a Anoeta contra la Reial Societat, per eixemple)

Llevant, jutge o víctima

És este argument al qual podem agafar-nos. Perquè el Llevant te pinta que va a ser un dels jutges del campionat. Esperem que siga així, i no víctima, de la lluita per la Champions i Europa. Rep el Sevilla, la Reial Societat, l’Atlètic del Cholo Simeone, i el Getafe de Pepe Bolrdalás en l’última i estiuenca última jornada. A domicili, visita Mestalla. La resta, rivals més directes (Espanyol, Mallorca, Celta i Valladolid). O siga, una oportunitat per fer-se fort d’una volta fora, i tractar d’emprar la seua nova casa de La Nucia per a enlairar-se cap a la tranquil·litat.


«És este argument al qual podem agafar-nos. Perquè el Llevant te pinta que va a ser un dels jutges del campionat. Esperem que siga així, i no víctima, de la lluita per la Champions i Europa»


Ni optimista ni pessimista. Simplement, és una lliga nova, rara, inèdita. Res a vore amb el que hem vist. I este és un dels atractius de la nova lliga de Tebas. Sí que hi ha un element a tindre en compte per al derbi: ni València ni Llevant han defensat be esta temporada. Els dos encaixen i els dos han tingut problemes d’efectius en la defensa. El Llevant recupera Rober Pier. El València tirarà de Mouctar Diakhaby o d’Hugo Guillamón. Sense públic, serà un partit obert. L’ocasió és la de fer història: guanyar el primer derbi a Mestalla i guanar el derbi a porta buida. Quasi res.

Jugar o no jugar…

Es preguntareu si pense que, tal volta, no havia de reprendre’s amb esta situació de pandèmia. Jo, en general, sí hi sóc partidari. La desescalada no respon a criteris exclussivament sanitaris (sí ho serien, en situació de colapse sanitari o contagi massiu), sinó globals. El futbol, més enllà de l’esport, el sentiment dels aficionats, tot el que l’envolta, és sinònim de normalitat. Per això, tot este rebombori a Europa. L’equipare al Tour de França, que es disputarà i no així la Ligue 1. Es busca el colp anìmic de normalitat en la població.

Molt del que es diu o es fa, a hores d’ara, respon a criteris més educacionals que sanitaris. En tot cas, es podria haver tancat la lliga, haver donat temps per a la pròxima i arreglar el pati. Però, problablement, el mal econòmic per alguns haguera sigut irreparable. Similar a la restauració. No és recomanable obrir (per contagis). Però o obris amb messures o tanques per a sempre. I és difícil A priori, sembla que l’impacte sobre la pandèmia no és molt important (la Bundesliga n’és un exemple). El necessari equil·libri entre economia i salut juga en favor dels clubs.


TORNA LA GRANOTERA

Imatge web del Levante UD

La Granotera torna, ara des del meu nou blog De Perfil, i vos he de dir que intentaré parlar de temes d’interés granota , però sobre tot, intentaré fer eixes cròniques dels partits, una visió personal amb un talant crític però constructiu. Unes cròniques de La Granotera que vaig començar a escriure en el meu benvolgut Official Press. Amb la llibertat d’utilitzar tant el valencià com el castellà, sense cap intenció més enllà d’expressar-me en totes dues d’una manera habitual. Espere que siga un punt més de debat per als granota, i espere també que prompte podem gaudir d’un any menys del nostre Llevant en primera.

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

Dos rutas, las mismas ganas…

0 0
Read Time:1 Minute, 7 Second

Estamos a punto de finalizar las Fase 2 de desescalada, y todavía con rutas dentro de la misma provincia, y parada obligatoria a las 10. Por eso, no seguimos el libro de rutas. Dos recorridos, Pedralba y el Pico, con el mismo final: ganas de pasarlo bien…

Yo elegí el trazado por El Pico, Canteras y Oronet. Subida exigente, sobre todo a partir de Bétera. Pocas veces vamos a rueda, pero esta vez, lo hicimos.

Vaya ritmo! Mirad, mirad… lo corrabora esto que apareció después en el whatsapp:

Al final, ‘armosaret’ en el Oronet (sin foto, se nos pasó a todos), con la presencia de Felipe, en fase de recuperación. Al final, fieles a nuestro espíritu, tras el Oronet, un recorrido corto (volviendo por Náquera) y otro más largo (por Algimia). En el primero, yo, Felipe, Tranvi y el Rochi. En el segundo, Pastera, Roque y Bienve…

El otro grupo, con Ximo, Pepe y Sergiete, se fueron ‘de toboganes’. Misma comarca, distinto perfil… Casinos, Pedralba y vuelta por Riba-roja. 120 km…

Como no podía ser de otra manera, la prueba del buen ‘rollo’ en el ‘armosaret’

Aquí os dejo el video que grabó Bienve… Cámara delantera de su bici. Montaje y música, del mismo ‘crack’ Bienve….

Próxima etapa, si se sigue el programa de salidas (última con límite provincial)…

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

Voces apagadas del fútbol

0 0
Read Time:4 Minute, 6 Second

La reciente ‘amputación’ de la LFP a la entrada de la gran mayoría de radios a los campos con la excusa del Covid_19, otro error del negocio del fútbol, que se aleja de sus orígenes.

Me crié con Héctor del Mar, con aquellos cantos de goles eternos. Crecí con Gaspar Rosety, para mi gusto, el mejor narrador que he escuchado, un referente, como lo es Javier Ares en el mundo de la bici. Luego han ido sucediéndose muchos. Fue la razón primaria por la que me metí en este mundo, aunque luego mi trayectoria haya ido por casi todos los medios. A la radio llegué no hace mucho. Recuerdo que las transmisiones gozaban de realidad espacio-temporal en mi cabeza. Escuchar una jugada, un gol y ponerle imagen en tu cabeza… y corroborarla después con la imagen del resumen del partido. Esperabas con expectación el papel de calco para corroborar aquel sonido con aquella imagen: desde el gesto técnico del jugador hasta la celebración. Todo era detalladamente cantado por el narrador en el campo y plasmado por mi imaginación en mi cabeza. Brutal.

Y entre toda esa pasión por el fútbol de voz sin imagen, mi pequeño granito de arena de aportación a la causa narrando en tele, pero también en radio. La radio, como dice mi amigo Manolo Montalt, es pasión. Y La Liga está intentando bajar la voz de la radio (igual que la imagen de los fotógrafos, que también han visto mermada su libertad para trabajar y, por tanto, su propio trabajo). La entrada reducida de periodistas a los campos de fútbol así parece barruntarlo. Apagar la voz apasionada del periodista más cercano al aficionado, es un error, uno más que aleja a los consumidores de los actores. El narrador necesita el escenario para contextualizar su discurso, para ofrecer el sentimiento, para corroborar el discurso. Ahora, está condenado (si sobrevive), a poner voz desde un estudio, con la visión sesgada de una imagen de televisión y sin la fuerza del ambiente, aunque sea sin público.

No por avisado, deja de sorprenderme. Hay quien dice que esta es una decisión programada con malicia desde hace tiempo por La Liga de Tebas, que ha encontrado en el Covid_19 su excusa perfecta. Los clubes asienten, a pesar de que la mayoría de clubes ven como su actualidad queda reducida a la de teloneros de los grandes, colaborando con bajar la voz de los que amplifican su discurso y mantienen el hilo con sus aficionados. De locos. Al fin y al cabo, la venta colegiada de derechos audiovisuales permite a los clubes su supervivencia. Por eso, ese recelo en volver a jugar este año, no sólo en España sino en toda Europa. Salvar el fútbol, salvar el pastel y repartirlo. Pero claro, cuantos menos estemos en la fiesta, más nos toca a cada uno. De cajón.

«Los clubes asienten, a pesar de que la mayoría de clubes ven como su actualidad queda reducida a la de teloneros de los grandes, colaborando con bajar la voz de los que amplifican su discurso y mantienen el hilo con sus aficionados. De locos»

Las radios locales, en definitiva, la prensa local es la gran vertebredora de esta gran pasión que es el fútbol. Vale que es un negocio, caro y hiperinflacionado, pero el gran consumidor del fútbol no es el que ve los partidos el domingo en la tele, sino aquél que los ve, los escucha por la radio y lo sigue por las redes sociales. Y todos son necesarios, sino queremos que los campos se vacíen, no por el virus de la corona, sino por el virus de la avaricia. Bien haría la liga (vale también para la ACB) de agilizar medidas para universalizar el fútbol. A ver si, como pasa con las compañías eléctricas o de telefonía móvil, cuidamos más al cliente nuevo (un neocelandés, freaky de Liverpool y consumidor de la liga española) que al cliente fidelizado, un vecino de Patraix, que deja de dormir cada vez que su equipo le da un disgusto. Y, luego, cuando queramos reaccionar, lo hagamos tarde.

El daño ésta hecho

Escuchar el fútbol coral de la radio ofrece aire fresco en el bunker en el que clubes y futbolistas se han instalado, cada vez más alejados de la vida real y de muchos de los que los idolatran, los aficionados. Dar voz a la radio más cercana es, además, dar oxígeno a muchos compañeros que, con mucho esfuerzo y dificultades, pueden seguir viviendo sin abandonar una profesión que se nos cae a trozos. Pero ellos sabrán, si quieren que el silencio de los campos cerrados al público se extienda más allá de lo pandémico. El daño ya está hecho: la estocada es profunda en la profesión, y como ha pasado en casi todos los ámbitos en esta pandemia, los más débiles son los que más están y van a sufrir. Ánimo compañeros

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

Equidistancia

0 0
Read Time:5 Minute, 30 Second

Decimosegundo y último capítulo de Reflexiones en confinamiento. Cierro el círculo: Equidistancia (subtítulo de este blog)

Sobre el concepto de hoy, he de reconocer que cada vez me encuentro más cómodo cuando me acusan de equidistante, a pesar de que los que la utilizan, lo suelen hacer como arma arrojadiza, acentuando su concepto negativo: el equidistante es el que no quiere mojarse (después volveré sobre el tema). Y como casi todo, en esta crisis sanitaria del coronavirus, en donde curiosamente la distancia es un elemento esencial para detener la pandemia, uno de los términos que se ha puesto de moda es éste. Su uso se ha generalizado en la batalla dialéctica sobre la gestión de la crisis, pero también de otros temas con gran impacto social: manifestaciones, protestas, etc. A los que lideran las campañas y acusan de equidistancia los que no entran o entramos en el carril de los bandos, no les interesa analizar, sino el enfrentamiento y la acusación que se deriva de ella. El clásico, y tú más.

Según la RAE, equidistancia es ‘la igualdad o distancia entre dos puntos u objetos’. Si a los puntos, les llamamos partidos (no ideologías), si los puntos nacen de posiciones firmes en cuanto a cuestiones cambiantes… Soy y me considero equidistante. Incluso me podéis acusar de ello. Lo acepto con gusto.Si nos referimos a valores, a opciones éticas, a situaciones concretas, a filosofía, a pensamiento político, a exigencias de gestión de lo público, a derechos sociales, a talento personal y empresarial, a iniciativas privadas que mejoren lo público, a sanidad universal, no soy equidistante. Todo me representa. El feminismo, el ecologismo, las luchas contra cualquier tipo de racismo, contra la pobreza, contra la desigualdad en todas sus acepciones, contra el cambio climático, contra cualquier abuso de poder y autoridad, contra etc. todos ellos con un matiz no militante, estarán siempre en mi diccionario.

¿Que tenemos que partir de grupos de presión y que mi posición no es muy solidaria ni útil socialmente? Entiendo la crítica, la respeto. Pero tras muchos años de reflexión he llegado a la conclusión que la militancia, como me pasa con la mentira, no va conmigo. Me siento mal vociferando algo en lo que no estoy cien por cien convencido. Y, además, no me gustan las acciones y políticas de gestos’ ni las’poses’, sí las acciones y los hechos. Lo siento. La militancia exige fidelidad en el fondo y, sobre todo, en las formas. Y yo ni soy ni quiero ser fiel. Priorizo mi libertad de pensar lo que quiera en cada momento y opinar en consecuencia. La no-militancia me permite ser crítico con los que he votado y con los fieles seguidores y defensores que les siguen. Incluso me auto-excluyo de la opinión cuando la fuerza dominante exige determinación, fidelidad como forma de cerrar filas. No me interesa. Eso sí, mi más absoluto respeto a todos los que militáis. Nada que reprochar, al contrario. Valoro vuestra entrega desinteresada a una causa. Y, lógicamente, como parte, no sois equidistantes.

Cada vez me atraen más aquellas personas que exponen para que luego, la gente disponga. Que tratan al seguidor de forma inteligente. Si no te declaras feminista, eres machista. Si no te pones la bandera española, eres separatista; si te la pones, eres facha y si eres abortista, te importa un pimiento la vida. Son los mismos que no pueden entender a un trabajador de derechas, un empresario de izquierdas, o un párroco defensor de la decisión de la mujer para decir cuándo y con quién quiere tener un hijo. Nos encanta clasificarnos porque nos ayuda a ordenarnos, a situarnos en un ente global como es el pensamiento. Como cuando nos poníamos en fila en el cole: cada clase en una fila, y uno detrás de otro. Pa’dentro y cada uno a su clase. Ese es el orden. Es fácil de entender y de seguir. Marco mis seguidores y señalo mis adversarios, muchas veces, enemigos.

 «Un «equidistante» no es el que se sitúa exactamente en un punto intermedio, sino el que elude constantemente ser situado», comienza diciendo Miguel Pasquau en su Brevario sobre equidistancia. Y no le falta razón. Lo eludo, pero lo hago voluntariamente. Ese es mi sentido de libertad: de pensamiento y de opinión (entre ellas mi negativa a hablar de partidos, sólo hablo de ideas). Pero también dice que no toda equidistancia debe sonar a cobardía. Y, para situar esta acepción, elijo una frase de su perfil que me ha encantado y que suscribo totalmente cuando habla sobre qué le ocupa: dice tener «un cierto compromiso con ideas políticas reacias a las simplificaciones sesgadas de los bandos». ¿No tiene ideas políticas? Las tiene, por supuesto. Como yo y como todo el mundo. Pero nadie le debe ni le puede exigir definirse en cada uno de las posiciones que el día a día de la agenda política nos marca.

Turnismo - Wikipedia, la enciclopedia libre
Turnismo frente a pactismo. Caricatura de Sagasta y Cánovas del Castilo, el turnismo español del XIX

Respeto y entiendo a los que detestan las mayorías silenciosas. Incluso, hay cierta superioridad intelectual de los que militan sobre los que no. Dicen los que militan: «yo por lo menos, estoy dentro y lucho, me posiciono, me dejo ver, me pongo frente a…tú no, y por tanto luego no tienes derecho a la queja«. Surge entonces lo que ellos señalan como el equidistante, el apolítico (algo que no existe, porque la simple elección de no elegir ningun partido ya es una opción) En la mercadotecnia electoral se llaman los indecisos que son lo que, además, suelen decidir las batallas de los votos. ¿Por qué la política actual tiene tan bajo nivel? Seguramente (y como hemos visto en las deserciones de numerosos partidos), porque como la militancia no tiene que ver con la ideología, sino con el reparto del poder, todos los que llegan para cambiar algo se suelen ir escocidos, incrédulos y disgustados del sistema de partidos y de bandos. Algunos, incluso, ya ni llegan. Renuncian. Y yo nunca me posicionaré en un bando, sí en una opción ideológica y de pensamiento, que son las que permiten el debate, el análisis, el acuerdo y el avance. Este país avanza, más por necesidad que por gusto o opción preferente, hacia la cultura de acercamiento y de pacto, producto del fin del bipartidimo. Pero, desgraciadamente, seguimos más instalados en el decimonónico turnismo (foto) que en el pactismo. A medida que aumenten los pactos (y más si son transversales, como ha pasado en Alemania, por ejemplo), se reducirán los voceros que claman contra los acusados y condenados equidistantes.

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %