En la radio, un segundo de silencio, es una eternidad. En la televisión, un segundo sin imagen es una tragedia. Cuando nace tu primera hija/o, un segundo sin escucharle respirar es una alarma de pánico pegada a tu almohada En la Costa da Morte el silencio sólo lo rompe el mar y su oleaje, las gaviotas que encuentran en estas costas su hábitat natural, y los insectos, que te acompañan con sus seseo toda la etapa. Abejas, avispas y lagartijas es parte del paisaje. Sonidos de los pequeños anfibios, asustados por nuestra presencia, son las únicas voces que me han acompañado. Hoy, los navarros y María José y el italiano rebautizado Patxi.. han sido acompañantes esporádicos de mi etapa. Empiezo a superar el umbral de silencio que vine a encontrar. En Malpica, la ausencia de ruido era una necesidad. Camino de la surfera playa de Nemiña , era más consciente del silencio voluntario de este viaje. Me siento más yo…  y en Nemiña, entre risas y cervezas, el silencio dejó  paso al  magnífico ruido tabernero. Objetivo cumplido. Cuando dejan de molestar el ruido y las palabras,  te das cuenta que el mundo no ha dejado de rodar sobre sí mismo. Yo, sí.

    Praia de Nemiñ desde Talón

    Nemiña, hermanada con Niñons

    La séptima etapa es la más dura, sin duda. Rivaliza con Niñons-Ponteceso, pero no tiene en cuenta que, para los caminantes que se alinean con la Costa da Morte en ocho días seguidos, llegar a Nemiña es mucho más duro que hacerlo a Ponteceso. Las dos tienen un final con déficit de peñascos y exceso de asfalto. Pero las dos son etapones con el sello del Camiño dos Faros. Un sube-baja casi habitual, y la bravura del mar y los peñascos como imagen continua, como el atrezzo teatral de una obra marina.

    Descubres al pescador de pulpos, al percebeiro, la embarcación de recreo, el collage que forman las manchas de espuma encalladas en calas de bella vista y difícil acceso. Camino de Nemiña, cuesta olvidar Muxia. La ves próxima al salir, esbelta al subir el primer peñasco (dos exigentes subidas de inicio) y siempre presente, con el Faro del Cabo Vilán como testigo de nuestra mirada. Es el momento mágico del camiño, cuando la vista llega a dislumbrar tres faros. Muxia, Touriñan y Vilán.

        El Camiño llega a su fin. Espera Fisterra, poniendo cara al fin del mundo. Aquí coinciden santiaguistas y faristas. Muchos de los que llegan al camiño, lo han hecho después de conocer el institucional camino apostólico. Otros, lo hemos descubierto por sorpresa. Si te acercas a la Costa da Morte, te enamoras de ella, y dejas un trozo de ti en sus acantilados. Y por eso, siempre tienes en mente volver. Mañana, al fin del mundo.

        2 comentarios sobre “Los silencios del Camiño”

        1. Así es, cuando recorres algún tramo de este camino espectacular, un trozo de tí se queda aquí para siempre. Te atrapa sin remedio y sólo quieres volver.

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